Faustino, el abuelo materno de Marta, cuando se sorprendía por algo decía "Viches cousa ó paso", una expresión propia, con extraños orígenes etimológicos.
El abuelo de Marta fue un emigrante retornado, como tantas y tantos gallegos. Trabajó en Holanda y en Alemania.
Pudo volver y disfrutar de su tiempo de jubilado al lado de su familia, siguió siendo igual de trabajador. Disfrutaba de escuchar la radio en la terraza, de tomar el sol gallego, y de cuidar su huerta y su vino.
Tenía unas manos grandes y creativas, su carácter era fuerte pero al mismo tiempo tierno y emotivo.
Sus últimos años también los compartió con su perrita Lupita.
Le encantaba el caldo gallego y las filloas con tocino y vino blanco.
Así se ve el altar al completo.
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