martes, 1 de septiembre de 2015

Hórreo volador


En una serie de pinturas mías, llamada "proyecto 20" pinté un "Hórreo volador". Para qué sirve un invento cómo estos, fue lo que pensé, es sencillo: Para llevar gallegos a la luna, ¿acaso no dicen que hay gallegxs allí? pues esa es la respuesta.


Ahora cada unx de lxs asistentes al taller, pudo hacer su propio "Hórreo volador" para ir a visitar al gallego o gallega que viva allá. Marta, nuestra jefa ingeniera aeronáutica, les indicó cómo tunear su nave y su contenido. Y les recordó no hacer ningún viaje sin cebolas, millo y demás alimentos de las hortas galegas, porque viajar a la luna da moita fame. 


Hacer volar un hórreo implica mucho trabajo, por eso la cinta, las tijeras, el papel y la pintura no dejaban de circular de un lugar a otro


Hubo quién diseñó dispositivos para hacer el acceso al hórreo, más sencillo, mostrando ya desde pequeñxs sensibilidades que en ocasiones el político o arquitecto de turno no tienen. 


Y sí hay nave voladora, debe haber una pasajera que la ocupe.


Otros optaron por las alas de dragón, hechas hueso por hueso.


Mucho detalle minucioso, que volar no es cosa fácil.


Y no podían olvidar la pista de aterrizaje, con los característicos puntitos rosas.


Las hélices, bien pintadas y engrasadas, a punto de despegar.


Los aeronautas, como todo trabajador, también tienen su tiempo para comer y reponer fuerzas.

Aquí la flota de hórreos voladores de las Rías Baixas



Izel



Sara




Ali




Carla




Iago



Marthazul y A. Metztli

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