Dicen que la acuarela, es de las técnicas más complicadas que hay y es cierto, requiere gran precisión, mucha seguridad con el manejo de los pinceles, una idea muy clara de qué y cómo quieres hacerlo. Pero si se trata de jugar y descubrir, todo cambia.
Necesitamos un buen cacharro lleno de sal, ceras tipo plastidecor, tiza, lápices acuarelables, ceras acuarelables, acuarelas en pastilla, acuarelas líquidas, mucha agua y papel especial, que se llama papel guarro.
Antes de entrar en materia, les pedimos que practicaran un poco, hubo quien dividió el folio y comprobó cada cosa en un espacio determinado.
O también quien prefirió, aplicar todas las técnicas en una composición, que por cierto quedó chulísima.
Comprobaron con sus ojos y los ojos del mandilón que el rosa con azul queda muy bien.
Marta decidió explicar haciendo.
Un detalle que decidimos hacer, fue que también experimentaran formatos de hoja, es decir: que trabajaron en folios, con forma de hoja de árbol, de trébol, de trueno, o de postal.
Si las manos y el pincel nos son suficientes, siempre queda el recurso de soplar.
Y como el taller iba de trucos con la acuarela, les enseñamos el de la sal, pero se lo tomaron muy en serio y rebosaron todo a su paso.
Después de trabajar y merendar, Izel nos dijo que le apetecía leer, por eso les mostramos algunos libros y decidieron quedarse con el del barco pirata.
Como siempre el color se ve pero también se come, en la fruta de temporada.
Todo lo que se puede hacer con agua y un poco de sal
Sara
Izel
Carla
Iago
Iago
Xiana
Xiana
Ali
Ali
Marthazul y A. Metztli
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