Después de mucho ordenar, organizar, limpiar y arreglar, conseguimos habilitar una nueva mesa naranja cómoda y llena de materiales para trabajar. Lo único que faltaba era abrir la puerta.
El taller versaba sobre los fractales, aquello que ordena las materias primas del universo. Así que antes había que explicar qué eran los fractales, dónde y cómo se podían ver. Primero proyectamos un fragmento de un documental buenísimo sobre el tema (emitido en el canal Odisea), después con lupa en mano vimos, tocamos, olimos y comimos fractales, desde una granada, pasando por la piña, el brécol, la mandarina, hojas de helechos y flores, semillas de anís, todos fractales, todos cotidianos.
Con las ideas claras, comenzamos a trabajar usando materiales, que por sus características, nos permitieran emular las formas donde los fractales son más evidentes, y así fue que comenzó todo.
Con palitos de madera, lijas y pegamento, hicieron casas, cercas, cáctus, esqueletos de pescado, copos de nieve, aves, dragones...
Después de construir figuras tridimensionales en papel o palito con palito, había que pintar.
Fue entonces que apareció la purpurina y se nos escapó de las manos.
Dani disfrazado de fractal.
Marta organizó la merienda en honor a los fractales.
El orden para comerla fue más bien aleatorio. Y de la merienda, solo quedó la foto.
A continuación algunas de las piezas que construimos.
Lola
Marta
Andrés
Iago
Dani
Augusto
Carla
Nuria
Loli
Alicia
Todo parece indicar que este nuevo ciclo de talleres comenzó con buena estrella (estrella de Carla).
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