Aquí al ayuntamiento de Villagarcía de Arosa le gusta más tener donde aparcar un coche que un árbol que dé sombra.
Será porque el dueño del coche es un "voto" a favor y los árboles, son árboles, no votan.
Lágrimas inútiles e insignificantes, los árboles lloran en silencio, de la misma forma en que mueren.
Rebonicos estos. El segundo, lacrimal, me suscita una clepsidra
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